

Puede tomarse como aperitivo para abrir el apetito, pero también como compañero ideal para postres a base de frutas.
Baron de Rothberg se caracteriza por ser armonioso, es fresco y discreto con unos pequeños toques de azúcar, tiene un final elegante. Su aroma es afrutado con toques de mantequilla fresca. Es amarillo palido y su espuma es fina y persistente.